EjerciciosReflexión

Ejercicio: ¿Cuál es el papel en el que generalmente desempeñas…. perseguidor, rescatador o víctima, quiza los tres ?

Piensa en algo que hayas hecho en el pasado y que al recordarlo tengas sentido de culpabilidad. Entiende que, como para ti lo que hacías tenía una parte de agrado, esa parte no te dejó ver tu injusticia o pudo más que ella. Tú actuabas bajo los efectos de la programación; paralizado e hipnotizado por ella, creías que tu felicidad estaba en hacer aquello, ¿no? A ver si eres capaz de ver lo que sucedió como consecuencia de una enfermedad de la que quieres sanar.
Si te das cuenta de ello, es que despiertas a la realidad, es que te estás sensibilizando y, en donde hay sensibilidad -apertura hacia la verdad-, no puede haber pecado. Puedes estar enfermo y necesitar curarte,
despertarte más a la realidad, pero si ya lo puedes observar, señal de que lo estás consiguiendo. Ya sabes el porqué de tu obrar así.
A ver si eres capaz de perdonarte tú, sin más sentido de culpabilidad ni resentimiento. Si de verdad has comprendido la situación y aceptado tu papel en ella, ya no habrá remordimiento ni rechazo alguno al recordarlo.
Ahora piensa en algún rechazo, ofensa o injusticia que has recibido de otro. ¿Era una ofensa? ¿O es que tu miedo y tu inseguridad hicieron que te sintieras ofendido? Es posible que el otro no supiese obrar debidamente, pero piensa que, al actuar así, a quien hizo más daño fue a sí mismo, no a ti. ¿Eres capaz de verlo?
El otro es inocente, aunque en ese momento haya reaccionado ofuscadamente, como un loco. Pero lo importante es que él no está capacitado para ofenderte, ni con palabras, ni con actitudes, ni con gestos. Es tu inseguridad la que se sintió atacada e hizo que tus mecanismos de defensa se pusieran en guardia. Recompón la situación y verás cómo es así.
¿Qué es el pecado? Existe el pecado, pero es un acto de locura. Tú preocúpate de desmontar tu programación y no te preocupes de lo que te digan.
Sí, pero…
Hay un juego psicológico, el del triángulo, que se suele llamar el juego del “Sí, pero…” Es como una transacción entre dos o más personas. Un psicólogo, que era un genio, pensó que tú, en ese juego, irremediablemente haces uno de esos tres papeles del triángulo: rescatador, perseguidor o víctima.
El rescatador actúa bajo el influjo de la culpabilidad.
El perseguidor actúa bajo el influjo de la agresividad.
La víctima actúa bajo el influjo del resentimiento.
Si tú entras en el triángulo, irremediablemente cargarás con las consecuencias: te quemarás.
Supongamos que estoy cansado y necesito tiempo para mí. Y tú vienes a mí con cara de víctima recla- mando mi atención. Yo, que soy incapaz de decir que no a nadie, te doy una cita para después de cenar. Inmediatamente me voy sintiendo cada vez más resentido por tu intromisión, me pongo furioso por haberte dicho que sí. Entonces vienes, y me contengo y te recibo bastante bien, pero cuando veo que no son más que banalidades lo que me dices, empiezo a impacientarme y el enojo se me sale por los poros. Así es que, violentamente, te corto para decir: “Pero ¡para este problema me vienes a molestar a estas horas!” Y estalla la tragedia. Con decirte que no podía atenderte a esa hora se hubiese evitado todo esto; pero al no saber decir que no, hice:
– de rescatador cuando dije que sí,
– de víctima cuando me dolí por dar un tiempo que no quería dar, – de perseguidor porque te di un palo.
¿Qué hay de bueno en esto?
Pero aún no para allí, pues por la noche me siento culpable y arrepentido; con lo que, por la mañana voy con mucha amabilidad a preguntarte qué tal estás. Y tú aprovechas mi buena disposición para pedirme otra entrevista. ¿Ves el juego? He querido hacer de rescatador y no sólo me he dejado utilizar, sino que, a consecuencia de ello, he pasado a ser víctima y perseguidor y,”además, tú sigues con la misma actitud, no aprendiste nada.
La culpa en verdad la tengo yo, por meterme en el juego y dejarme enredar en él, en vez de ser sincero y decir que no puedo. Es como aquel proverbio: “Si dejas la puerta abierta, los que se meten son los fuertes y quedan fuera los débiles.” Dejar la puerta abierta para todos, sin discernimiento, es peligroso.
Alardeas de servicial y de bueno y no caes en la cuenta de que no saber decir que no, es de cobardes, egoístas e hipócritas, pues te gusta parecer bueno cuando por dentro estás echando chispas. Todos, alguna vez, dijimos sí cuando deseábamos decir no, y lo hacemos por el sentido de culpabilidad metido en nuestra mente y por las buenas apariencias, por lo que puedan pensar de nosotros. En el pecado llevamos la penitencia. Sólo el día que no nos importe lo que piensen de nosotros las personas, comenzaremos a saber amarlas como son y darles la respuesta adecuada. Lo cierto es que nuestro ego es el que propicia esa necesidad de que nos necesiten para sentirnos importantes.
Vamos a poner unos ejemplos, que muestran cuatro casos de “rescatador”:
1) Cuando me lanzo a darte ayuda, pero, en realidad, no lo veo claro o no veo la necesidad de que tenga que hacerlo yo y no otro; o cuando sin pedírmelo tú, yo me ofrezco.
2) Cuando me presto a ayudarte porque me lo pides, pero yo no quiero ayudarte.
3) Cuando intento ayudarte yo, sin antes insistir para que seas tú quien te ayudes.
4) Cuando tú necesitas algo de mí, pero no lo dices explícitamente, esperando que yo lo adivine.
Sólo el día que no nos importe lo que piensen de nosotros las personas, comenzaremos a saber amarlas como son y darles la respuesta adecuada.

4 comentarios en "Ejercicio: ¿Cuál es el papel en el que generalmente desempeñas…. perseguidor, rescatador o víctima, quiza los tres ?"

    • Hola,
      Aquí en la pagina puedes ver los talleres que voy impartir en Febrero sobre transgeneracional, marzo sobre creencias y en Mayo sobre abundancia, para aprender más sobre tu familia y si deseas una consulta para algo en especifico mándame un Whats app.
      Bendiciones!

      Respuesta
  • Hola buenas tardes, me pongo en contacto con ustedes porque estoy muy interesada “recomendación” de ir a una terapia con ustedes.
    Quedo pendiente de su amable respuesta, muchas gracias 🙂

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    • Hola,
      Una disculpa,por contestar hasta ahora, con gusto te puedo acompañar en tu proceso, mándame un what’s app al teléfono que viene aquí en la pagina.
      BendicionesM

      Respuesta

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